Programa de bienestar
La distinción clave entre el conocimiento médico de Hildegarda y la ciencia moderna reside en que su comprensión provenía de fuentes sobrenaturales, concretamente de visiones divinas que Dios le concedió. Es improbable que esta monja medieval pudiera haber descubierto por sí sola los conocimientos médicos que la medicina contemporánea apenas ahora está descubriendo.
Según Santa Hildegarda, la curación es un proceso holístico que debe darse en cuatro niveles interconectados: el divino, el cósmico, el físico y el espiritual. Las enfermedades surgen o se manifiestan en estas dimensiones. Al tratar una enfermedad, el enfoque no debe centrarse únicamente en el órgano afectado, sino en la persona en su conjunto. Hildegarda creía que los seres humanos son naturalmente sanos, pero su dieta y estilo de vida pueden influir en su bienestar, ya sea preservándolo o perjudicándolo. En su opinión, la comida y la medicina no están separadas: lo verdaderamente saludable también actúa como un remedio curativo para el cuerpo.
Sus recomendaciones dietéticas se centraban en espelta, frutas, verduras, especias y cantidades moderadas de carne, pescado y leche.
Espelta: Se recomiendan exclusivamente las variedades antiguas. Entre ellas se incluyen: Oberkulmer Rotkorn, Frankenkorn, Schwabenkorn, Ostro y Steiners Roter Tiroler.
Verduras recomendadas: hinojo, apio, judías, garbanzos, remolacha, zanahoria, perejil, rábano picante, cebolla, calabaza, ajo.
Verduras con restricciones: patatas, pimientos, tomates, pepinos, col, champiñones.
Frutas recomendadas: manzanas, castañas, almendras, cerezas dulces, guindas, membrillos, moras, grosellas, dátiles, frambuesas, cítricos, peras.
Especias y hierbas recomendadas: berza, galanga, canela, ajedrea, ajo, nuez moscada, clavo, hisopo, comino, cilantro, eneldo, milenrama, laurel, tomillo, mejorana, melisa, menta, pimienta, perejil, ortiga.
Hildegard también identificó ciertos alimentos que debían evitarse por completo, calificándolos de "venenos de cocina ". Estos productos deben eliminarse de la dieta, ya que su consumo podría ser perjudicial. Contribuyen al desarrollo de enfermedades, empeoran afecciones preexistentes y, en general, debilitan y sobrecargan el organismo. Entre ellos se encuentran el puerro, el melocotón, las fresas, las ciruelas y el cerdo.
El programa de salud de Hildegard se puede resumir en seis principios clave para la vida, conocidos como las "Reglas de Oro". Según estos principios, cada persona desempeña un papel en el mantenimiento de su propia salud y puede influir en ella a diario, tanto interna como externamente. Esto significa que, mediante decisiones relacionadas con la dieta, el estilo de vida y el bienestar mental, se puede moldear activamente la propia salud. Estas son las seis reglas:
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Comer y beber adecuadamente
Tome decisiones inteligentes respecto a alimentos y bebidas. -
Extrae energía de los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra.
Vivir en armonía con la naturaleza y el cosmos. -
Mantener un equilibrio entre actividad y descanso.
Trabajo de equilibrio con relajación. -
Regule su ciclo natural de sueño-vigilia
Asegúrese de que estas dos fuerzas estén en equilibrio. -
Practica métodos de limpieza del cuerpo.
Desintoxicación mediante ayuno, sangrías, ventosas, baños o saunas. -
Nutrir las fuerzas curativas espirituales
Reemplaza los hábitos negativos por otros virtuosos.
Al integrar estos hábitos en la vida diaria, las personas pueden lograr el equilibrio y promover el bienestar general, abordando tanto los aspectos físicos como los emocionales. Se trata de un enfoque holístico, donde cada aspecto de la vida contribuye a mantener una buena salud.